En la mayoria de las ocaciones, esperar se convierte en una labor complicada. Dependerá de la madurez que tengamos y las características de lo esperado, el saber jugar con las sensaciones y sentimientos que la espera genera.
Definir el verbo esperar no es sencillo, su significado va a depender de su naturaleza ; qué, a qué, a quién, etc. Está intrínsecamente relacionada con el tiempo, “dar tiempo a que suceda algun evento”, el detalle está en el cómo vamos a darle tiempo al tiempo.
De cualquier modo, la espera desencadena muchas emociones: ansiedad, desesperación, frustración, alegría, tristeza, inseguridad, cansancio o fatiga. Por ello, la clave está en la forma como mentalmente la asumimos. Importa qué estrategias vamos a emplear, qué pasos vamos a seguir durante ese espacio de tiempo y qué actitud asumiremos.

Esperamos la llegada de un bebé, la aprobación de un préstamo, a que abran una tienda, a que llegue el momento adecuado, a graduarnos… A que termine la hora de trabajar para irnos a casa, el poder ver a nuestros familiares, una llamada telefónica, un simple gracias, una respuesta. Cada una de estas esperas tiene sus características particulares y personales.
Estrategias para que el proceso de esperar sea más llevadero
Entonces, ¿qué estrategias son aconsejables seguir? A continuación te doy algunas sugerencias:
- Busca algo que te entretenga.
- Comparte con otra persona el motivo de tu espera.
- Realiza un plan que te ayude a manejar las emociones negativas que pueda generar la espera.
- Aprovecha el tiempo de espera de forma proactiva para visualizar todas las opciones.
- Establece prioridades.
- Deja de querer tener todo bajo control.
- Toma decisiones en momentos de calma.
En conclusión, aprender a esperar con paciencia te ayudará a afrontar el día a día y a tomar con calma las esperas largas e imprevistas. Tener calma durante este tiempo es clave, pues ésta marca la diferencia emocional mientras se consigue el objetivo o resultado de la espera.